Pasadas muchas décadas (o mejor dicho, siglos) se podía observar a las más bellas o aquellas sobre las cuales los años les pasaron, danzar eróticamente bajo la gran cascada. Baño, lo llamaban, pero no me sería extraño imaginar que un par de ojos observadores siempre se encontrarían escondidos tras un árbol esperando el espectáculo. Generalmente iban de a dos, pero se daban las espaldas. Las más pequeñas reian y corrian mientras lo que solían llamar patrona o madre se fijaba en que se limpiaran.
Una noche de un miércoles, aunque el fantasma del día siguiente susurrara en sus oidos y se sintiera un pesado domingo, una joven de piel morena y gruesos labios se dejaba caer en el agua. Su largo cabello se empezaba a pegar a su cuerpo como una fina manta, hasta que ella lo recogiera y dejara observar las suaves curvas de su cuello.
Dejó apoyar su espalda sobre la firme piedra de la montaña, la cual era mucho más suave de lo que había imaginado, y se dejó caer lentamente. Las gotas de la cascada no caian fuertemente, si no que dejaban un masaje sobre su espalda y hombros. El perfume de la noche la embriagaba y, en ese momento donde la tuvo que girar la perilla con agua caliente porque se le bajaba la preción, logró entender que su realidad se encontraba lejano a lo que sus sentidos podían percibir.
Una noche de un miércoles, aunque el fantasma del día siguiente susurrara en sus oidos y se sintiera un pesado domingo, una joven de piel morena y gruesos labios se dejaba caer en el agua. Su largo cabello se empezaba a pegar a su cuerpo como una fina manta, hasta que ella lo recogiera y dejara observar las suaves curvas de su cuello.
Dejó apoyar su espalda sobre la firme piedra de la montaña, la cual era mucho más suave de lo que había imaginado, y se dejó caer lentamente. Las gotas de la cascada no caian fuertemente, si no que dejaban un masaje sobre su espalda y hombros. El perfume de la noche la embriagaba y, en ese momento donde la tuvo que girar la perilla con agua caliente porque se le bajaba la preción, logró entender que su realidad se encontraba lejano a lo que sus sentidos podían percibir.
(locura y realidad)
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