Sin embargo, el futuro que nos depara no está escrito, por lo que los sueños son irrelevantes en la vida.
No hablo de los planes que lleguemos a tener, si no aquellas imágenes un tanto borrosas que solemos tener cuando cerramos los ojos a la noche o cuando la lección de economía se nos vuelve aburrida.
Los sueños, generalmente, nos muestran una realidad que no existe, una fantasía que no llegará a ser más que un cuento. Por eso odio los sueños, porque sé que nunca se van a volver realidad.
(Y por eso odio soñar con vos)
Al cambio, amo las pesadillas. Ellas son sueños, vistos desde un punto de vista negativo aunque, a pesar de que nos pueden dar escalofríos o nos hacen pegar unos lindos gritos o llandos, me encantan.
Porque me hacen ver lo lindo que es la realidad.
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