sábado, 22 de octubre de 2011

Tuve miedo. Porque a veces me gusta darme ese lujo, de creer en la remota posibilidad de que todo salga mal en el peor momento. Para describir al ser humano uso las palabras "razonamiento excesivo", lo cual nos produce dolores mucho peores que los que sentiríamos si dejáramos que la naturaleza decida la corriente del río.

Por lo tanto, a veces me cuesta entender como uno no se dejara llevar por lo que fuera que se escribió en sus inicios. Si tal fuera la manera, la forma, quizás no habría llegado toda la sangre a mis mejillas aquella vez que decidiste dar esas palabras mirándome fijamente a los ojos. Después de todo, mis manos no habrían temblado como cuando tomé las tuyas, y lo habría hecho con firmeza.

Estoy seguro que el resultado hubiera sido el mismo, con detalles anecdóticos diferentes, pero comiendo perdices al fin y al cabo. Sin embargo, ahora que veo tu sonrisa quebrada y tus ojos opacados, pienso que el desenlace hubiera sido diferente.

Si no hubiera dudado, quizás vos tampoco.