domingo, 27 de junio de 2010

Cuando entré a la habitación, miré las cajas llenas y por fin me di cuenta de todo aquello que ya se encontraba vacío. Cuando uno vivió siempre en el mismo lugar, con todo esas viejas memorias que poco a poco olvidaré pero por cada espacio mi cuerpo recuerda con claridad lo ocurrido.
Intentando que los pequeños recuerdos sigan el paso de mi cuerpo, al menos un segundo más, me tiré sobre la madera. Respirando ondo, pude oler el perfume nuevo que él había usado unos meses atrás. Suavemente moviendome hacia la izquierda, donde estaba la cama. Aquello que ya no recordaba, que parecía tan lejano, me hizo sentir aquel calor en las mejillas tan cotidiano pero nunca tan fuerte. En uno de los rincones, pude ver perfectamente un cuaderno azul.
Vacío.
Tan lleno de recuerdos, cada página en blanco se llenaba de más y más imágenes -no muy nítidas- de todo lo que ocurrió, porque ocurrió, donde. Extraño, como la mente vuela y ahora quisiera que el tiempo volviera. En la última página, en un costado escrito con un marcador que también trajo recuerdos, decía:
"Tanto valor trajo el viejo recuerdo, hoy vuelvo a cambiar por vos"

No hay comentarios: