viernes, 9 de abril de 2010

Dos, cuatro, seis, ocho, diez. Diez eran los peldaños que tendría que subir para llegar al techo. Allí lo encontraría a él, que siempre se encuentra en el lugar más alto. De espalda al sol, frente al viento, los ojos cerrados, piernas cruzadas, brazos hacia atrás. Si te sentaras a tres pasos alejada de él, no sabría de tu presencia pero sabría que estas ahí. Abriría los ojos, hablaría sin razón.

- Inclusive cincuenta años después, ¿seguirás haciendo las cosas como ahora?

Si no te darías cuenta, lo imitarías en su posición. Escucharías una guitarra. Suave, melódica, letal.

- Sigo hablando de aquellos, sabes. Momentos que ocurrieron hace cinco, diez años atrás.

Si estuvieras escuchando, pensarías que empezó a cantar pausando al ritmo de la guitarra. Solamente si estuvieras escuchando, notarías el cambio de notas.

- Solamente quiero reír. Esta bien si me fuerzan a reír.

Repetiría. Cerraría los ojos. La guitarra tomaría más fuerza.

- Inclusive los demonios se reirán si hablas del año siguiente.

Reiría con gracia. Sonreiría y no podrías evitar quedarte anonadada con su forma. Volvería a abrir los ojos.

- La noche se abre paso sobre la Tierra.

Giraría apenas su cabeza, seguiría viendo al horizonte. Si estuvieras escuchando, solo si estuvieras escuchando, notarías el cambio de notas. El ardor de la guitarra se calmaría.

- Y ahora me estoy apurando en el camino a casa.

Lo verías mirarte fijo, no podrías quitar tu mirada de sus ojos. Oscuros. La guitarra desaparecería, solo si estuvieras escuchando.

- ¿Estará la torta de manzana con la cual me encariñé tanto todavía esperando ahí con el mismo sabor que siempre tuvo?

Lo mirarías sorprendida. La guitarra volvería a tocar. Más fuerte. Él te sonreiría y, solo si estuvieras escuchando, te volvería a cantar con vos más suave.

- Quisiera saber cuanto duraría esta eternidad que me arrastra fuera de mi hogar.

Las lágrimas empezarían a caer. La vista se volvería nublosa pero, solo si estuvieras escuchando, los puños se cerrarían y apretarían. Sentirías tus uñas clavarse en tus palmas, tus piernas empezarían a temblar.

- El olor a torta recién hecha en un lugar donde el día desaparece.

Te le acercarías, la guitarra pararía, lo intentarías abrazar.

- Solo si hubieras escuchado.

1 comentario:

Den dijo...

que lindo, emi!
te amo