domingo, 23 de mayo de 2010

Siempre escucho que hay que tener cuidado. No hablo de la inseguridad formada por las condiciones sociales o por el pensamiento psicológico, si no de aquella que Dios puede llegar a mandar.

Nunca se puede saber que puede llegar a pasar. No importa cuanto uno intente verlo, siempre esta esa duda, en algunos más visible que en otros, sobre si aquello que nos depara puede suceder o no.

Entre estos mandamientos que llegan, se encuentra el más natural del mundo. Se puede decir que la naturaleza mata por esencia. Se puede criticar, hasta odiar. Detenerla es aceptable pero no es predictable como quisieramos.

Un terremoto, un viento fuerte. En mayor y menor medida, los desastres pueden venir sin que lo notemos.

Siempre esta el que disfruta de la naturaleza, como puede ser la observación de un hermoso ramo con flores recién florecidas o un hermoso lago que brilla en su esplendor. Lamentablemente, también se encuentra el caso donde hay algo que se puede apreciar por una parte mientras de otro lado es inevitable el odio.

Mientras que algunos la observan con felicidad, la imagen que les trae es algo espectacular y maravilloso, a otros les trae tristeza.

Los recuerdos de una noche lúgubre, un color frío, un sentimiento de agobio. A esto se suma lo natural ya de uno mismo, que es la facilidad con la que el propio cuerpo reacciona a los factores externos que crea resultados no deseadas como puede ser la enfermedad.

El frío, la impotencia, el dolor. Recuerdos de algo que sucede a diario y lo natural que nunca ayudará a la superación.

(Yo quería escribir sobre otra cosa. Mierda que me puedo ir por las ramas...)

2 comentarios:

Vicky dijo...

gracias por ser mi colchoneta con denu jaja a mi tambien me causo gracia y estaba leyendo lo que me habian puesto y estaba llorando y me empeze a reir con lo de colchoneta, te amo lindura

Den dijo...

aguante yo que hago reir con lo de la colchoneta
me gusto mucho, uno nunca sabe que nos depara el destino!
te amo