lunes, 1 de marzo de 2010

Agonía y tristeza pueden transformarse en el peor de los pecados si caen sobre los cuerpos de aquellos que no tienen fortaleza suficiente para aguantarlos. Por más que sus armas sean hechas por los mejores especialistas, el corazón no se lo puede proteger.

Por más que parezca que algunos crean que lograron fortalecerlo con tinta negra, el dolor que recorre por nuestras venas lo pueden desteñir.

Recorrer tierras lejanas montando los animales de jóvenes caballeros de armadura blanca, que caen tras las flechas de un cupido con los ojos vendados y los enamoras del Laurel.

Confiar en que el amor no dolerá será la peor desdicha.

Por eso confiar puede volverse peligroso, por eso hay que experimentar y tener certera. Por eso se necesita tener experiencia y vivir, cada uno de los momentos que la vida nos ofrece.

Y asi poder susurrar cultas palabras en los oídos de los sabios.

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