lunes, 1 de marzo de 2010

Como si toda la vida pudiera escribirla en pocas palabras, desde hace tiempo vengo pensando en lo poco que he llegado lograr con cambios repentinos he idiotas. Sera que hace mucho que no hago lo que más me gusta hacer, lo que me hace expresar lo que realmente siento y vivir lo que siempre quise. Siempre deseé la gloria, y la estupidez de lo que siempre tendré para odiar me esta atormentando de una manera que quisiera odiar.

Aunque parezca idiota, lo más hermoso que se le puede dar a una mujer, que se le entrega más belleza de la que se puede desear, me esta volviendo un mosntruo que quisiera alejar para poder volver a ser aquello inquieto que le interesa la vida y desmuestra lo que quiere ser.

Nunca me importó la opinión ajena cuando viene a mi actitud (sinceramente preferiría no cambiar) pero odié que me crean un ser inferior, y así tan nerd como suena, no poder demostrar lo contrario.

En este momento me encuentro con el lápiz en la mano y demasiadas palabras que ya no puedo escribir y que me dan furia en el centro de mi garganta. Siento el dolor de no poder expresarme como quisiera, a pesar de las largas guías o de las horas de práctica. El sol se esta bajando, las horas pasasn y la hoja sigue en blanco, como lo estubo durante todo este tiempo.

Extraño mis habilidades sin límites, y quisiera volver a esa envoltura de imaginación y serenidad que fui, para que la madurez no llegue por el punto de la belleza y el amor. Devuelvanme todo lo que me quitaron y no me cambien por algo que no deseo, porque yo no decidí esto.

Creamos en un mundo perfecto y hazlo revivir.

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