lunes, 1 de marzo de 2010

Los pensamientos ajenos generealmente nos producen el sentimiento hipócrita de culpa. Por eso pedimos disculpas, porque nos dolería si eso nos sucediera a nosotros.

El desepcionar a un padre, el reprobar una materia, el amor perdido; todo genera dolor por el prójimo al pensar que pasara si eso se nos ocurriera a nosotros.

Y porque el mundo es egoista, al mundo le gusta soñar. Estúpidos, inútiles, incoherentes, sinceros, sueños. A veces los sueños se forman parte de nuestra realidad, eso que solemos llamar mentiras

Mentiras que soñamos y añoramos, realidades que no sabemos ya como disfrazar. Y es así cuando me pregunto, ¿qué pasa si nos adentramos demasiado en nuestros sueños?

Bienvenida esquizofrenia.

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